
¡Olé Miguel!
ese q hace abrir el alma, con sus otros tres reyes magos.
Mi ídolo, esos que le cantan a la vida, a la mujer, a hijos y nietos,
a esos que agradecen el alma, los que le cantan a sus primas, y a bordones guitarras
seguidores hoy vanguardistas, de olor a romero,
entre pueblas hermanas los romeros de la Puebla hoy hablando bajito,
suenan ecos de esa blanca paloma, que duerme en el rocío.
Habéis despertado a una de tantas grandes, a esa que jurado llamarse Rocío
¡y qué no daría yo por empezar de nuevo!
Sonaban en las marismas otros ecos,
ecos de las marismas y Chiquetete la conoció en el puerto.
Hoy tabernas vacías, todos y cada uno de ellos cantan a la vida.
Mientras tanto, otra virgen de negra color, la señora Caballet, es de Monserrat,
Chiquito presenta tal elenco, la guitarra de Paco, de noche Lucía,
entre varias aguas el mundo navega.
¡Qué bonita eres, qué linda eres Andalucía!
Hoy me quedo con la candela de ese Paco,
rescoldo viviente, de aquel chiquillo con escopeta
de aquel perro, fiel amigo
de aquel bonito monumento que a sus padres hizo entre fandangos.
Hoy y esta noche, uvas no voy a tomar
voy a cambiarlas por pequeñas lentejas pardinas como cantaba Farina
y para que Antonio Molina, negro carbón, no saque de esa mina
hoy el cielo, se viste de gala.
Quizás sea muy profundo, pero profunda es el alma.
Francisco Santaella desea a todos los lectores un Feliz Año