Costumbres
Una de las costumbres más curiosas es la forma en la que los mozos pedían la mano de la mujer que le gustaba. Como es lógico y comprensible esta forma de actuar no se lleva a cabo en la actualidad, esta acción data de tiempos anteriores.
Entre las curiosidades de esta localidad encontramos la peculiar forma que los mozos tenían de pedir la mano o ennoviarse, expresión utilizada para referirse a echarse novia.
El protocolo exigía que una mujer que debía pertenecer a la familia del chico hiciera las veces de embajadora, acercándose hasta la casa de la pretendida con el fin de anunciar al padre la buena nueva de que su hija era pretendida y acordar la fecha para la visita del futuro novio. Llegado el día, el mozo, vestido para la ocasión, se presentaba en casa de la moza y delante del futuro suegro recitaba la larga lista de sus buenos y nobles propósitos. Concluido el recitado, era el padre el que largaba un extenso sermón sobre las intachables y numerosas virtudes de su hija y de todo lo que debía cumplir el pretendiente si quería su consentimiento. Si la novia aceptaba el compromiso, el novio tenía la obligación de acudir todos los miércoles, sábados y domingos a visitarla.
Leyendas
Una leyenda que forma parte de la historia del pueblo cuenta que unos marineros que se encontraban en medio de un gran temporal, tras naufragar el barco y cercanos a una muerte segura, se unieron en sus rogativas pidiendo ayuda, y al instante vieron un Cristo con una banda verde, al que suplicaron les sacase de la trágica situación en la que se encontraban. El Cristo de la Banda Verde, atendiendo a sus súplicas, les tendió un madero sobre las aguas, al que se pudieron asir y salvar sus vidas. Los marineros buscaron la imagen del Cristo por todos los pueblos hasta que la encontraron en Almáchar, y en agradecimiento, los náufragos le regalaron dos lámparas de plata.
Se dice que la camarera del Santo Cristo de la Banda Verde, el día posterior a la tempestad se encontró al Cristo lleno de arena y algas, señal de que había estado en la mar.
Otra leyenda, nos habla de un fabuloso tesoro que los moriscos enterraron en su huida de la invasión de los cristianos en una cueva cercana al río Almáchar que atraviesa la loma del pueblo. Se dice que donde se encuentra lo que se cree que es la entrada de la cueva, queda unida al camarín de la iglesia por un túnel subterráneo. Aún hoy, los aficionados a las leyendas de los tesoros buscan la entrada de la cueva que, según se cree, ha sido cegada por la acumulación de arena con el paso del tiempo. La leyenda, que ha pasado de generación en generación, permanece viva en los almachareños.
Son muchos los almachareños que, de vez en cuando, buscan la entrada de una supuesta cueva, cuya boca nadie la ha encontrado jamás y, que según cuenta la leyenda, atraviesa la loma sobre la que se asienta el pueblo. Continúa la fábula narrando que en esta gruta un reyezuelo árabe escondió celosamente todas sus riquezas por temor a que le fueran arrebatadas en su huida, convencido de que el rey cristiano sería pronto vencido y él podría regresar de nuevo a sus tierras, recuperando su fortuna. Otros aseguran que el reyezuelo ocultó su tesoro cerca de la Fuente del Forfe, hoy cegada por el aporte de tierra del río.