ALAMEDA, CRUCE DE CAMINOS

Alameda es un municipio malagueño, enmarcado en la comarca de Antequera, que se encuentra a 73 kms. de la capital, tiene una altitud de 430 m. sobre el nivel del mar y consta de 65 km2 de superficie, siendo el pico de la Camorra su altura más considerable (686 m.) y la más baja el lecho del río Genil (245 m.) al norte del término.

Su céntrica situación ha permitido desarrollar el principal nudo de comunicaciones terrestres y el corredor natural que a lo largo de la historia ha canalizado las comunicaciones entre la Alta y Baja Andalucía, entre Granada y Sevilla, favoreciendo un importante trasiego de hombres y culturas.

Alameda es un pueblo eminentemente agrícola, y basa su economía, principalmente en el olivo, como cultivo leñoso y, en menor medida, la cebolla, como cultivo herbáceo.

El turismo en Alameda es una actividad en clara expansión, ya que cada vez hay más personas implicadas, directa o indirectamente, en este sector. La buena oferta gastronómica, así como la creación una oferta de alojamiento turístico acorde a las espectativas en cuanto a calidad hacen que Alameda se posicione en el mercado turístico como un municipio turístico importante, aún por descubrir.

Su bonita iglesia de estilo barroco, sus restos arqueológicos, sus miradores, sus reservas naturales, su patrimonio etnográfico, sus fiestas,  como la de la romería de San isidro, así como sus museos y centros de Interpretación le invitan a acercarse a este pueblo malagueño, aún desconocido por mucha gente, y que guarda para ti tradición, cultura, naturaleza y lo mejor de todo, la amabilidad y gentileza de sus gentes.

 

Historia de Alameda.

La presencia humana en el territorio de Alameda es muy antigua. Ya desde el período Calcolítico-unos 2.500 – 2.000 años antes de Cristo- tenemos vestigios de asentamientos humanos, aunque recientes hallazgos de útiles nos hacen pensar que este pasado debe remontarse más atrás en el tiempo, hasta fases neolíticas.

Pero el período de máximo esplendor del pueblo en la antiguedad se produjo durante la dominación romana. Conocemos muchos datos de esta época gracias a historiadores antiguos y a las excavaciones realizadas por la Diputación Provincial de Málaga en un recinto termal y en una villa romana. Según Aguilar y Cano , Alameda fue uno de los pueblos que mayor cantidad de restos arqueológicos aportaron de entre los que formaron el antiguo marquesado de Estepa.

En 1.240 Fernando III el Santo conquista a los musulmanes el castillo de Estepa y su tierra, incluidos los actuales términos municipales de Alameda, Pedrera, Herrera, Sierra de Yeguas, La Roda, Lora de Estepa, Gilena, Marinaleda, Matarredonda, Corcoya, Casariche, Aguadulce, Badolatosa y Miragenil. Inmediatamente después este vasto territorio será entregado a la Orden Militar de Santiago, estando en su poder hasta 1.559.

Pensamos que el primer núcleo de población que se estableció en Alameda debió hacerlo después de la toma de Antequera por el Infante don Fernando en 1.410. No creemos que antes de esa fecha se asentasen repobladores, por ser esta zona línea de frontera en la Guerra de Granada. De 1.555 es el primer padrón de habitantes del cortijo del Alameda, compuesto de siete vecinos, seis de ellos pecheros y un hidalgo. Esto nos da un total de población de aproximadamente treinta y cinco o cuarenta personas.

 

En los primeros años del siglo XVII se produce en Alameda un importante movimiento demográfico que obligará a la vicaría estepeña a eregir parroquia, hecho que se produjo en 1.633. Ya por estos tiempos a nuestro pueblo puede considerársele de los denominados camineros, lugar de paso de viajeros, corsarios, diligencias, galeras y ganados, que hacían noche en el viaje de Sevilla a Granada o viceversa. El hospedaje, la ganadería y sobre todo la agricultura, serán las principales fuentes de riqueza de sus habitantes. Los cereales, la vid y el olivo, y en menor medida otros productos, fueron los cultivos que se implantaron en las tierras que progresivamente se fueron rompiendo, sustituyendo al campo baldío, al monte bajo y al chaparral.

El siglo XIX es una centuria de cambios, rupturas y penurias. La nueva administración de provincias creada en 1.833, sustituyendo a los antiguos Reinos, coloca a Alameda en la de Málaga, dependiendo judicialmente de Archidona. Sin embargo, tal como se ha querido explicar con anterioridad, eclesiásticamente se sigue subordinado a Estepa hasta el año 1874, en que pasó a depender del Arzobispado de Sevilla. Por fin, en 1.959 el Obispado de Málaga se hace cargo de la parroquia de Alameda.

No deja de ser singular este deambular por distintas administraciones, este cambio brusco en las relaciones administrativas y comerciales con Estepa, sustituida ahora por Antequera como cabecera de comarca.

Como queda dicho, esta situación va a perdurar durante la primera mitad del siglo XX, agravándose aún más por la decadencia de la realenga, la des-capitalización y desindustrialización del pueblo, siendo la agricultura la única fuente de riqueza. La Guerra Civil de 1936, como en la mayoría de los pueblos de España y en todas las guerras fratricidas, supuso una enorme tragedia difícil de superar.

La década de 1.960 y los primeros años de los setenta suponen una serie de cambios que modificaron radicalmente las viejas estructuras y sentaron las bases de la actual Alameda. Se introdujo de pleno la mecanización del campo, con la llegada masiva de maquinaria agrícola y la progresiva desaparición del ganado de tiro. Por estas fechas se crea la primera cooperativa, se construyó la Plaza de Abastos, el grupo escolar, se pavimentaron las calles, se embovedó el arroyo de los Álamos y se realizaron las obras de acometida de agua potable y saneamiento.

 

ESPACIOS VISITABLES EN VALOR DE USO TURÍSTICO

 

Iglesia de la Inmaculada Concepción

 

Se tardó 14 años en edificar el templo y hoy día es fruto de una sucesión de obras  a lo largo de tres centurias, ya que el templo sufrió varias modificaciones a lo largo de la historia. El primitivo templo se construyó a finales del siglo XVII, añadiéndose posteriormente la torre.

En su origen era de planta de cruz latina, empleándose en su construcción sillares de piedra caliza fosilófera extraídas de las cercanas Termas Romanas. En la cabecera del templo se haya la capilla mayor, en la que se encuentra un retablo de estilo rococó que alberga una talla policromada de la titular de la parroquia, la Inmaculada Concepción. Se cubre esta capilla con bóveda de medio cañon, al igual que los brazos del crucero. En 1.767 la Hermandad Nazarena construye a la izquierda de la capilla Mayor un camarín, siendo éste una de las obras más preciadas del templo, caracterizado por su bóveda gallonada y la exquisita y abundante  decoración en yesería de estilo barroco. En 1.779 se ve la necesidad de ampliar el templo, añadiéndose dos naves laterales cubiertas ambas por bóvedas esquifadas. La nave central es de mayor altura que las laterales, comunicándose con ellas a través de arcos de medio punto, sostenidos por ocho enormes columnas. El exterior de la Iglesia es de mampostería y ladrillo. Es de destacar su puerta principal, de sillares que forman un arco de medio punto sobre el cual se abren dos ojos de buey. Por su valor histórico artístico destacaremos una imagen de vestir de Ntra. Sra. de los Dolores, firmada en el taller granadino de F. Muñoz, Jesús Nazareno, obra de Castillo Lastrucci en 1.940 y un Cristo Crucificado en madera repolicromada, probablemente de finales del s. XIV.

 

La iglesia alberga en su interior un tesoro cultural más, el patio- mausoleo de José Mª El Tempranillo, el más famoso de los bandoleros.

 

Su tumba se encuentra en el patio interior de la Iglesia, destacando de manera notable el ambiente romántico y mítico que rodeó la vida de este personaje de la cultura andaluza. El patio, rodeado de arcos y envuelto entre flores  alberga en su interior la tumba  coronada por una cruz de piedra con inscripciones y un tejarón andaluz cubriendo una copia en azulejería de su partida de defunción.

 

Centro Temático del Campo Andaluz

 

         Ubicado en pleno centro de Alameda (Málaga), en un edificio acorde a la arquitectura popular de estos pueblos agrícolas. El centro ofrece al visitante la posibilidad de descubrir a través de sus áreas expositivas, cómo eran las labores tradicionales del cultivo y recolección de la aceituna y del trigo. Asimismo, también se hace especial mención a un arte actualmente en desuso por el avance tecnológico, pero que ha sido muy tradicional y fuente de riqueza para los habitantes y el municipio de Alameda. Se trata de la manera en la que es trabajada la piedra de cal, para que ésta pueda luego ser usada para dar ese color tan característico a las casas de nuestros pueblos. En la planta de arriba del centro, se puede ver una maqueta sobre la Alameda de mediados de 1950, con detalles de la iglesia, del arroyo de la calle Álamos, de las casas típicas de la época o de las fuentes.

 

El poeta y premio nacional de poesía Antonio Muñoz Rojas, ilustra las salas del centro con sus poesías dedicadas al campo. (Extraídas de su libro “Las cosas del campo”).

 

        Termas Romanas        

 

Las Termas Romanas de Alameda es un yacimiento situado en el casco urbano del pueblo, dentro de un amplio solar de aproximadamente 3.000 m2 conocido como Huerto de las Monjas.

En 1.981, el yacimiento sale a la luz con motivo de un movimiento de tierras que se produce en este solar para la construcción de un nuevo edificio. En 1.983 se efectúan nuevas campañas de excavación enmarcadas dentro del Plan Provincial de Arqueología de la Excma. Diputación de Málaga-INEM, estructuradas en dos fases, una primera de excavación de la parte restante del solar y otra de restauración y consolidación de las termas, vallado, etc… En 1.984 se plantea una campaña de exhumación de la parte correspondiente a los silos calcolíticos. En 1.986 se realiza la expropiación de los terrenos donde se extiende la parte del yacimiento por parte de la Junta de Andalucía. En 1.987 se declaran como Bien de Interés Cultural, y pasa a tener una Protección Integral.

Centro Temático de las Termas Romanas

  Junto al yacimiento, y para ayudar a interpretarlo, se puede visitar el Centro Temático de las Termas Romanas, añadiendo un complemento primordial al conocimiento del uso que los romanos hacían de este tipo de complejos. La estructura básica de las Termas se componía de vestuario, sala caliente, tibia y fría. Aunque siempre claramente separados del área de baño. La primera de las habitaciones con las que nos encontramos en las termas es el apodyterium o vestuario, lugar donde se desnudaban aquellos que iban a tomar los baños, una sala con bancos y alacenas para depositar la ropa y  con acceso, a través de diferentes puertas, al resto de las dependencias principales del edificio. Las más importantes eran tres: la sala caliente (caldarium), la sala templada (tepidarium), y la sala fría (frigidarium). Las termas eran uno de los lugares más atractivos y frecuentados por los romanos, preferidos por encima de otros como sitio de reunión para todas las clases sociales. La entrada valía muy poco, llegando a ser por periodos gratuita (costeada por algún ciudadano rico, político etc..). El horario solía ser de medio día(cuando el agua estaba ya caliente y las habitaciones calefactadas) hasta entrada la noche.

                                   Silos Calcolíticos

Excavaciones subterráneas con formas normalmente cónicas (más anchas por abajo) y que formarían parte de un poblado de mayores dimensiones. Estas estructuras se ven aún envueltas por cierto halo de misterio, ya que su interpretación real es compleja. Es posible que inicialmente se tratase de aljibes excavados y conectados por canales de superficie, aunque tampoco es desdeñable la posibilidad de que sirvieran como auténticos almacenes para guardar todo tipo de cosas: grano, herramientas, carnes curadas y saladas o la cacharrería necesaria para la vuelta al poblado en la siguiente estación. Incluso se ha especulado con un posible uso funerario.

Dicho recinto está catalogado como Monumento Nacional.

                              Laguna de la Ratosa

      Se encuentra situada en el término municipal de Alameda, a ella se puede acceder a través de la carretera que une a esta localidad con La Roda de Andalucía. Se trata de una Laguna poco profunda, de carácter temporal, ya que es de aportación fluvial. La vida vegetal dentro de la laguna destaca por la presencia de comunidades de halófilas, es decir, plantas adaptadas a desarrollarse en medios salinos, sobre todo la Sosa. Su principal valor ecológico viene dado tanto por sus características geológicas, como por la flora y fauna presentes en este medio, el humedal salino.

 

Este paraje destaca como el más importante para la nidificación del flamenco constituyendo una zona complementaria para la laguna de Fuente Piedra. Junto al flamenco rosa, se pueden ver en sus aguas al pato cuchara y la cigüeña. En la reserva, se han encontrado restos de asentamientos humanos, y hallazgos pertenecientes al calcolítico y a la época íbera.

 

Fuente de la Placeta

 A mediados del siglo XVIII se colocó en la Placeta (Plaza de España) una fuente en fábrica de piedra antequerana, que abasteció de agua potable durante más de dos siglos a la población. Su estructura parte de un monolito vertical que soporta en su parte superior una taza de la que salen cuatro caños o surtidores. El agua cae en un pilar octogonal, que en tiempos sirvió de abrevadero para el ganado mayor. El agua sobrante se canalizaba para el riego de las huertas.

También la fuente abastecía de agua potable a la población, pero la altura de sus caños y la anchura de su pilar originó una singular manera de llenar los cántaros, mediante el ahuecado de una caña a la que se le colocaba un embudo en su parte superior, permitiendo así el trasvase del agua hasta los recipientes.

Hoy está situada en el centro de la villa y con el paso del tiempo se ha convertido en un símbolo de la localidad.

 Ruta  por las fuentes de Alameda

 Cada pueblo tiene sus rasgos característicos, aquellos que lo diferencian de los demás, que le dan personalidad propia. Alameda que, gracias a su privilegiada situación, hunde sus raíces en la noche de los tiempos, fue codiciada por iberos y romanos, godos y moros para, finalmente, incorporarse a los reinos cristianos, primero al de Granada y después al de Sevilla y siempre como adelantada en el reino de Córdoba. Debe su nombre a la profusión de álamos que, según la tradición, siempre se criaron en su suelo, gracias a la abundante agua del manantial del “Camorrillo” que siempre ha abastecido y ha hecho sus campos feraces.

Cuando nos disponemos a visitarlas, como cualquier visitante o turista, ávido de sensaciones, lo hacemos empezando por la de la Plaza de España (Fuente de la Placeta), centro neurálgico de la villa. No podemos por menos que sorprendernos ante la fuente que la preside. A pesar del deterioro sufrido por el uso y el paso de los años, no ha perdido un ápice de su primitiva prestancia, de su impresionante porte señorial. Su construcción es de finaljkes del siglo XVIII y debe inscribirse en las mejoras que hizo en Andalucía el Rey Carlos III, para repoblar los inseguros caminos que conducían principalmente de Sevilla a la Corte (ya que está situada en el camino real que antiguamente unía Sevilla con Granada). Su fábrica es de piedra roja antequerana, tiene forma octogonal y su cuerpo central está formado por una columna de fuste cortado, cuyo capitel sostiene la sobria taza circular (hecha del mismo material) y coronada por unos nervios de forja barroco-andaluz. De la taza salen 4 caños de agua, que otrora constituía el principal abastecimiento del preciado líquido a la población, para lo que las mujeres se servían de unos largos canutos de caña huecos para llenar los cántaros. Esta función la completaba la fuente con su abrevadero de ganado. Las seculares y gastadas piedras de su brocal, hablan de los siglos de servicio bien prestados.

Si de la placeta, el visitante, animado por la brisa que deja pasar la sierra de la Camorra a la caída de la tarde, encamina sus pasos por la calle Peñuelas hasta la Calle  La Fuente, que recibe el nombre precisamente porque al final de la misma y haciendo esquina con la calle Álamos se levantaba una fuente-abrevadero, que durante muchos años surtió también del líquido elemento a la parte alta del pueblo y calmó la sed de los animales. Hoy una réplica de la misma se alza un poco más arriba de donde estuviera el puente, frente a la iglesia parroquial y en medio de la calle Álamos, que constituye una gran avenida de estos árboles de hoja perenne y de tanta significación para el pueblo. Esta Fuente es también octogonal, de piedra roja y su función es puramente ornamental, construida en el municipio sevillano de Osuna, a principios del presente siglo. De su cuerpo central, constituido por una recia y elegante mole octogonal terminada en pináculo, salen cuatro caños, cuyo alegre sonido proporciona una paz y tranquilidad infinita a las personas que, al amparo de las protectoras sombras de los álamos y en artísticos bancos de hierro descansan de la dura faena del día.

 

Llegamos a la calle Estepa, bajando la calle Álamos, donde nos encontramos otra fuente con dos caños que un día debieron echar abundante agua y hoy, por alguna causa están secos. Esta fuente es también de piedra y octogonal, más sobria que las anteriores, con menos pretensiones. No obstante el desgaste de sus piedras nos habla de los grandes servicios que en pasadas épocas prestó tanto al vecindario como a los agentes del campo para abrevar sus animales. Está menos cuidada que las anteriores, a pesar de estar situada en la confluencia de las carreteras de Corcoya y La Roda de Andalucía y ubicada en medio de un pequeño parque infantil, que debe de ser la delicia de los críos. Es la fuente más cercana al patio mausoleo de José Mª El Tempranillo, a la Iglesia de la Inmaculada Concepción y a las Termas Romanas.

 

Dejamos atrás esta fuente y, tras atravesar la calle Enmedio, la plaza de España y la calle Granada (pasando por el bar el Galeón, lugar donde estuvo ubicada la antigua Posada de San Antonio, que fue el lugar donde murió José Mª El Tempranillo), llegamos al monumento al Corazón de Jesús. Delante de él se levanta la fuente más artística de Alameda, de estilo neo barroco y formada por tres platos superpuestos de mayor a menor, profusamente labrados y rematados por una figura, lo  que le proporciona una gran esbeltez y elegancia. El plato mayor está asentado sobre una base de piedra y guarnecido por seis conchas o caracolas de mar del mismo material que la fuente. Fue inaugurada a finales del siglo XX.

Un poco más abajo, en el Parque de la plaza de la Constitución se levanta la fuente de Canaletas, réplica de la que hay en la Ciudad Condal. Más arriba en el otro parque de la plaza de la Constitución nos encontramos con otra fuente que nada tiene que ver con las anteriores. Su diseño no es octogonal, sino circular y la noble piedra ha sido sustituida por un gran anillo de cemento y pintada de color albero. Sin embargo, le da cierta estilización la columna cuadrada que, partiendo del centro de su brocado redondel sostiene dos platos de distintos tamaños, de piedra superpuestos y separados por una columna redonda más delgada que la primera hexagonal y rematada por una figura; cuenta entre los dos platos con ocho caños. Tanto las columnas como los platos están labrados con motivos florales, que la alegran considerablemente. Se construyó a principios de los años ochenta.