Meritxell Batet repite como presidenta al imponerse a Ana Pastor
A las 10 de la mañana ha arrancado la sesión de las Cortes españolas para constituir que será la XIV Legislatura desde la reinstauración de la democracia. La constitución del Congreso activará el proceso para que el rey abra una ronda de consultas con los partidos y decida a quién encarga someterse a la investidura como presidente del Gobierno.
El Senado se constituye con 265 parlamentarios, 208 de ellos elegidos en las urnas el 10N y otros 57 designados por los parlamentos autonómicos. En ambas cámaras, el PSOE es la formación más numerosa pero en ninguna tiene una mayoría clara, que deberá negociar en sendos hemiciclos fragmentados en un elevado número de partidos, 16 y 20, respectivamente.
Vox ha logrado finalmente entrar en la Mesa del Congreso. La incógnita ha flotado en el aire hasta los primeros minutos de la votación para la elección de los cuatro vicepresidentes pero la lectura de los candidatos ha confirmado la presentación de solo cuatro nombres y la renuncia del PSOE a presentar un segundo candidato que arrebatara el puesto a la formación que preside Santiago Abascal.
PSOE, PP, Podemos y Vox, las cuarto fuerzas mayoritarias de la Cámara, se reparten así las cuatro vicepresidencias de la Mesa del Congreso. El socialista Alfonso Rodríguez Gómez de Celis se ha hecho con la primera con 108 votos, mientras Gloria Elizo de Podemos ocupará la tercera al obtener 77 votos, gracias al apoyo de los diputados de ERC y Junts.
La socialista Meritxell Batet ha salido elegida este miércoles de nuevo presidenta del Congreso de los Diputados en segunda votación con 166 votos a favor frente a los 140 que ha sumado la candidata alternativa, la popular Ana Pastor. Ese escenario era previsible. La incertidumbre se concentró hasta el final en la votación del resto de los nueve miembros de la Mesa del Congreso y en si se lograba aplicar un cordón sanitario frente a Vox. Los contactos y la alianza que intentaron PP y Cs para dividirse con Vox los cuatro miembros previstos para la oposición no prosperaron. Vox se negó a ceder uno de los cargos que creían que le correspondían y el PP acabó votando a sus aspirantes, lo que impidió el veto al partido ultra. El candidato de Vox, Ignacio Gil Lázaro, exdiputado veterano del PP, ocupará finalmente una de las vicepresidencias del Congreso. Cs se queda fuera de ese órgano.
La votación determinante de la Mesa del Congreso, la de los cuatro vicepresidentes, se resolvió al final con 108 votos para Alfonso Rodríguez Gómez de Celis (PSOE), que será el vicepresidente primero, con 101 para Ana Pastor (PP), que será la vicepresidenta segunda, con 77 para Gloria Elizo (Unidas Podemos), que será la vicepresidenta tercera, y con 52 para Ignacio Gil Lázaro (Vox), que será el vicepresidente cuarto.
El vicepresidente primero, el socialista Gómez de Celis, recabó al final menos que los 120 diputados de que dispone el PSOE porque ese partido extendió su pacto con Podemos para que su candidata, Gloria Elizo, pudiese sumar las papeletas necesarias a las 35 actas que solo tiene su formación para llegar incluso a ser la vicepresidenta segunda, por delante del PP. El PSOE nunca estuvo dispuesto a poner en juego el cargo de vicepresidente primero, que es el que sustituye a la presidenta cuando se ausenta y preside un órgano interno tan relevante como la mesa de contrataciones.
Al conocerse la votación, empezaron el cruce de reproches. El PSOE entiende que el PP es el máximo responsable de impedir el cordón sanitario al no aceptar la oferta que su portavoz Adriana Lastra le planteó en persona al secretario general de los populares, Teodoro García Egea, de quedarse con tres miembros de la Mesa y dejar otro para Ciudadanos. El PP esgrimió que no quería aplicar un cordón sanitario a un partido constitucionalista como sitúa a Vox.
El PP intentó primero con Vox una jugada que no le salió. García Egea mantuvo una charla con el negociador de Cs, José María Espejo, y varias conversaciones con Vox para que esa formación ultra renunciase a uno de los dos cargos que creía le correspondían por número de escaños, 52, y por ser la tercera fuerza de la cámara. Vox se negó y avisó de que votaría a sus aspirantes.
El PP viró en sus conversaciones entonces hacia el PSOE y le requirió a los socialistas que presentasen otro candidato más a las vicepresidencias (ya tenían uno y otro pactado con Podemos) para que todos sus votos se concentrasen en esos aspirantes y Vox quedase fuera y entonces los populares sumaran tres componentes en la Mesa y cediesen el último a Cs. Esa opción no fue aceptada por el PSOE.
La elección de los cuatro vicepresidentes ha dado paso a la votación para los cuatro secretarios en la que finalmente Ciudadanos (Cs) no obtendrá ninguna representación.
En el partido naranja cunde una sensación de incomprensión tras ver cómo el PSOE ha preferido permitir la entrada de Vox en la Mesa del Congreso y no ceder votos a los liberales para obtener un puesto en el órgano. Fuentes parlamentarias aseguran que ayer el socialista Rafael Simancas aceptó una oferta que le expuso José María Espejo-Saavedra, por la que el PSOE acaparaba tres puestos de la Mesa, el PP otros tres, Podemos dos y Cs uno.
Esta mañana las cosas se han complicado, pero Cs ha llegado a hacer una contraoferta, aceptada por los populares, con la que la izquierda también se aseguraba las seis sillas que finalmente ostentará. El reparto era: PSOE tres, Podemos tres, PP dos y Cs uno. Sin embargo, para desconcierto de Cs, los socialistas no han querido entrar en negociaciones con ellos y han preferido que Vox termine ocupando la cuarta vicepresidencia votándose a sí mismo.
Fuentes de Cs denuncian el «farol» del PSOE con el «cordón sanitario» que pregonaba, aunque admiten que con su actual fuerza, diez diputados, no dependía de ellos su entrada en la Mesa sino de la voluntad de terceros actores. Ha sido el partido de Pedro Sánchez, garantizan, quien finalmente ha frustrado su presencia en el órgano de gobierno de la Cámara.