La cultura del vino tiene en Málaga una relevancia reconocida, contando el territorio con dos Denominaciones de Origen: ‘Málaga’ para vinos de licor y naturalmente dulces y ‘Sierras de Málaga’. La fama de sus caldos era conocida hasta en la Rusia de los zares. Así, en 1791 el señor Gálvez, embajador de España en Moscú, obsequió a la Zarina y Emperatriz de Rusia, Catalina II, con unas cajas de vino de Málaga, y fue tal el placer que le causaron, que eximió de impuestos a todos los vinos de Málaga que llegaran a su Imperio controlados por la Hermandad de Viñeros.
La zona de Producción de Vinos ‘Málaga’ la componen 67 municipios situados en cinco ámbitos geográficos de producción que son Axarquía, Montes de Málaga, Norte, Manilva y Serranía de Ronda. Cada una de estos ámbitos se caracteriza por una orografía, clima y suelos diferenciados. Las variedades más utilizadas son las blancas Pedro Ximénez y Moscatel y los caldos se elaboran o bien como vinos tranquilos (sin adición de alcohol),o bien como vinos de licor.
El vino ‘Málaga’ se caracteriza por su amplia gama de colores, de aromas y sabores. Colores desde el amarillo hasta el negro; aromas florales y frutales, en los vinos más jóvenes, y complejos en los vinos añejos y trasañejos; y sabores que van desde los varietales a los propios de los vinos muy envejecidos, y desde los secos a los dulces. En la cocina es un buen aliado, siendo otras de sus utilidades gastronómicas más recomendadas la coctelería y la fabricación de helados.
Por su parte para la DOP ‘Sierras de Málaga’, la zona de producción se amplía a toda la provincia, distribuyéndose todos sus municipios en siete unidades geográficas menores que la zona amparada: Axarquía, Costa Occidental, Manilva, Montes de Málaga, Norte de Málaga, Serranía de Ronda y Sierra de las Nieves. Los caldos se pueden elaborar con variedades blancas y tintas, quedando amparados bajo la denominación los vinos tranquilos con un contenido alcohólico de entre 10 y 15´5 % alc que se clasifican en Blancos, Rosados, Tintos y Tintos Dulces.
Los tintos son vinos con cuerpo, bien estructurados, en los que predominan los sabores y aromas minerales del terruño. Ideales con carne de cerdo ibérico, venado, codorniz y con quesos curados. Los vinos blancos son vinos de colores amarillos, pálidos de aroma varietal, elegantes y nítidos, de sabor afrutado y fresco con tonos ácidos. Encajan perfectamente con pescados y verduras.
Fuente: Asociación Moscatel