Imagen del perfil de Instagram de Pablo Ráez. Instagram Vídeo: Quality
La sonrisa de Pablo Ráez se apagó por última vez un día como hoy de 2017. La leucemia había vencido a este titán de las ganas de vivir. Fueron dos años de lucha contra esta enfermedad a la que se enfrentó con su célebre frase: «Siempre fuerte». Su legado de resistencia nos dejó también una huella de solidaridad a través de las numerosas campañas que inició en las redes sociales para promover la donación de médula.
El impulso a las donaciones de médula para sanar la leucemia había ya calado en la sociedad española desde que en 1987, el tenor José Carreras logró sobrevivir a esta enfermedad. Su lucha pasó a canalizarse a través de la fundación que lleva su nombre.
Pablo Ráez no era tan famoso como José Carreras pero su uso de las redes sociales le permitió que su mensaje de supervivencia y de solidaridad transpasara a través de la sociedad malagueña y española.
Su campaña en agosto de 2016 a favor de la donación recorrió las redes sociales logrando que estas se disparasen un 1.300 por ciento. Unos mes más tarde, se encontró un donante de norteamericano y se le sometió a otra operación pero pronto se comprobó que la leucemia seguía ahí amenazando su vida. En enero, informó en sus redes sociales que estaba teniendo «un periodo duro», al sufrir un rechazo de la médula.
El 25 de enero de 2017, Pablo escribía por última vez en Facebook. Una frase que demostró su calidad humano y el ejemplo que supuso para muchos jóvenes de su generación: «La muerte forma parte de la vida, por lo que no hay que temerla, sino amarla».