Por volumen económico, el caso del suburbano es el de mayor dimensión, con un coste final que podría alcanzar los 800 millones de euros, más del doble del valor por el que fueron adjudicadas las obras
Un informe redactado por la Asociación de Geógrafos Españoles concluye que el «despilfarro» registrado en las infraestructuras impulsadas y ejecutadas en la provincia de Málaga a lo largo de las dos últimas décadas puede rondar los 1.600 millones de euros. El documento, titulado Aproximación a la geografía del despilfarro en España: balance de las últimas dos décadas, incorpora entre las actuaciones públicas y privadas objeto de análisis la fracasada línea de Alta Velocidad Sevilla-Antequera, paralizada sin finalizar hace años; el Metro de la capital; el tranvía de Vélez; la autopista de Peaje de Las Pedrizas; el Palacio de Congresos de Antequera; la desaladora de Marbella, y la desalobradora de El Atabal, en Málaga capital.
Por volumen económico, el caso del suburbano es el de mayor dimensión, con un coste final que podría alcanzar los 800 millones de euros, más del doble del valor por el que fueron adjudicadas las obras. Un parámetro económico al que añadir otro de mayor repercusión, el de la subvención que deben soportar las arcas públicas para rentabilizar socialmente la infraestructura. En global, hasta el año 2042, que es cuando el finaliza la concesión, la aportación se estima en unos 3.000 millones.
En el caso de esta infraestructura, la profesora del departamento de Geografía de la Universidad de Málaga, María Luisa Gómez, que participa en el estudio, destaca que dentro del concepto que se toma en consideración en el trabajo se incluye la posibilidad de haber analizado vías alternativas con las que rebajar el esfuerzo económico. Es decir, por ejemplo, haber optado por un trazado en superficie.
Gómez aclara que se toma en consideración una amplia referencia al concepto «despilfarro», aplicando el mismo no solo en los supuestos de sobrecostes, sino también a aquellas intervenciones que resultaron innecesarias, que se encuentran infrautilizadas o que requieren de aportaciones añadidas para garantizar su funcionamiento. En este último campo, Gómez incluye no sólo las millonarias subvenciones del Metro, sino también las aportaciones a las que quedó comprometido el Gobierno central con la concesionaria de la autopista de peaje de Las Pedrizas, al objeto de indemnizarla por unas previsiones de usuarios inferior a lo pactado. Un asunto que es objeto de varias sentencias judiciales en los últimos años.
Otro de los proyectos objeto de estudio es el fallido eje ferroviario transversal entre Sevilla y Antequera, cuya ejecución quedó paralizada ante la imposibilidad económica de la Junta de Andalucía de hacer frente a una obra estimada en 1.300 millones de euros. En el momento en que se abandonó la obra, se habían invertido sobre el terreno 277 millones de euros en la construcción de 77 kilómetros de plataforma de vía. El Gobierno andaluz se vio en la obligación de devolver 180 millones de euros aportados por la Unión Europea. Bien es cierto que ahora se abre una posible solución a esta parte del trazado, al analizarse su posible uso como parte del centro de ensayos del tren supersónico, el conocido como hyperloop.
Los geógrafos hablan también de una serie de proyectos «abandonados o que permanecen inconclusos después de centenares de millones de euros de inversión» entre los que incluyen el tranvía de Vélez-Málaga, que supuso una aportación de 40 millones y que tras seis años de explotación quedó paralizado (2006-2012). Las administraciones local y regional estudian desde hace meses la posibilidad de reactivar el servicio.
En última instancia, el informe recoge igualmente la desalobradora de El Atabal, a la que asigna un valor de 60,5 millones, y la desaladora de Marbella, con 37,2 millones, dentro del apartado de «recursos comprometidos de forma inadecuada o con elevados sobrecostes». La profesora de la UMA relaciona el «despilfarro» de la primera planta con que no habría sido necesaria de no haberse incorporado el caudal del pantano del Guadalhorce, afectado por la salinidad del manantial de Meliones. Y en cuanto a la desaladora marbellí, aduce que la planta está «infrautilizada».
«El despilfarro significa estrictamente la falta de eficiencia, esto es, la ejecución de tareas a un coste mayor al mínimo posible», recoge literalmente el documento, en el que se incide en que «el despilfarro tiene que ver con la productividad total de los factores puesto que aproxima el funcionamiento eficiente de una economía».