Las imágenes muestran a varios individuos descargando cajas desde una lancha a pocos metros de los bañistas
La Costa del Sol y el Campo de Gibraltar llevan años siendo la puerta de entrada de droga a Europa. En estas costas, el trasiego de lanchas rápidas cargadas de fardos se ha convertido en una postal incómoda, repetida tantas veces que ya forma parte del paisaje. Y, como demuestra lo ocurrido el pasado sábado en Casares, la sensación de impunidad con la que se mueven los narcos sigue intacta.
Un vídeo difundido en redes sociales muestra cómo un grupo de seis personas, algunas con la cara tapada con camisetas, descienden de una lancha pegada a la orilla y descargan varias cajas en plena playa de Casares. Todo ello a la vista de decenas de bañistas que disfrutaban de la tarde y sin que nadie pudiera impedirlo.
Las imágenes, convertidas en virales, no dejan lugar a dudas: los individuos actuaron con absoluta normalidad, como si la arena se hubiera transformado por unos minutos en un puerto improvisado. El contenido de las cajas no está confirmado, aunque se presume que se trataba de droga, cocaína o hachís, los dos productos que dominan las rutas del Estrecho.
Vecinos y usuarios en redes sociales han reaccionado con indignación, denunciando que escenas como esta no son ya una excepción, sino un síntoma de que los narcos se sienten cómodos operando a plena luz del día. La facilidad con la que se produjo el alijo, en un espacio público y abarrotado, añade un componente de alarma social: el narcotráfico ha perdido el pudor y se muestra sin esconderse.
Aunque las autoridades aún no se han pronunciado sobre este caso concreto, lo cierto es que el fenómeno evidencia la presencia constante del narcotráfico en la Costa del Sol y la capacidad de sus redes para actuar en zonas concurridas, confiando en la rapidez de sus movimientos y en la escasa reacción inmediata.

