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Reflexión tras la polémica surgida en el feminismo por el proyecto de ley Trans «por María Tesías»

Voy a imaginar tu miedo como mujer ante este proyecto de Ley Trans.

Como mujer sometida al hombre, claro. Aquella siempre inferior a él. Dominada por su autoridad social, formativa y también muscular.

Aquel que es fuerte para protegerte, y para pegarte. Ese hombre musculoso y atractivo que promete una prole con genética sana y vigorosa. Lo imagino ahora trans, ocupando tu papel mientras te desplaza de los brazos de hombres que se enamoran de ell@, y hasta de los juegos olímpicos porque en el fondo siguen siendo hombres, ¿verdad?

Ahora y antes siempre hombres haciendo piña entre ellos y usándonos para alcanzar sus metas. Sabedores de que tienen a la mujer procreadora, madre, amiga, todas serviciales que los adoran y caen rendidas a sus pies. Porque siendo trans, también pueden presentar misoginia.

Sin embargo, éste proyecto no lo veo como amenaza en contra de la mujer, ni del hombre. Quiere ser más bien una protección para las opciones personales que de toda la vida han existido, ahora más visibles.

A los hombres los he visto disfrazarse de mujer en sus eventos sociales con grandes, y no sonadas ausencias de mujeres entre las mujeres a esos actos de hombres. Actos donde ellas no contaban o no eran relevantes. Apartadas y ellas aceptando, viviendo y viendo su espacio en la intimidad del hogar, al lado de sus hijas, esperando a sus machos con la comida puesta y la cama caliente. Así, así las quieren ellos, y
ellas, y lo aceptan y otras se conforman.

Se trata del modelo.
¿Y dónde los he visto vestidos de mujer? En los Carnavales, en todos los lugares donde los celebran. En fiestas populares, con faldas que se hinchan al aire al danzar girando. Los has visto tu también, ¿verdad?
Eventos todos sociales, antiguos y tradicionales, divertidos y coloridos celebrados en primavera o para agradecer los frutos recogidos en otoño. Fiestas donde saben que la mujer y su atuendo se convierte en símbolo de fertilidad con la madre tierra. Pero, que… “ya ellos están, para darle visibilidad. Ella a la casa ¡y no se hable más!”. Sigue siendo el modelo.

Asi que, voy a imaginar, para perseguirla, mi vida en la vida, en la sociedad a la que llego recién nacida. Aún sin saber de éstas limitaciones, ignorándolas cuando me las encuentro e incluso protestando y preguntándome por las grandes ausencias.

Voy a imaginar mi vida en igualdad de derechos legales. También me la voy a imaginar delegando lo que me han impuesto como solo mío ¿porqué solo mío?
Voy a imaginarme también una ser humana con capacidades intelectuales, y con habilidades marcadas por mis hormonas.

Voy a defender mi forma femenina y delicada como un tesoro porque es valioso, para mi que lo llevo puesto.
Mi cuerpo podría engendrar vida, ser un nido que cuida durante un periodo de tiempo. Después lo nacido es de la vida, su cuidado es tanto del padre como de la madre, el modo es cultural. Y voy a realizarme en una profesión, mientras el padre, la familia y la comunidad colaboran en la crianza.

También me imagino como ser social y política sin cortapisas, y me voy a sorprender cuando no vea mujeres cerca de mi en los eventos sociales, en los centros de las grandes decisiones para la sociedad de mi tiempo.

No, no le voy a reivindicar nada a los hombres; como si ellos me tuvieran que dar permiso para ser o hacer mi ser mujer. Me lo voy a dar a mi misma como derecho natural y como derecho humano. Y me voy a extrañar cuando no perciba equilibrio en dar y recibir dentro del compromiso de pareja para procrear. Voy a ver a ese hombre que me acompaña en el caminar de la vida admirado tanto, tanto como él me admira a mi.

Mi ser mujer no se pierde con esta ley. Voy a seguir siendo, voy a seguir creando. Ésta ley Trans no me lo impide, no nace para ello, entiendo.
Un miedo mujer, que yo no veo, y también soy mujer.

Quizá mi feminismo mira hacia una igualdad respetando la diferencia, parecido a como expresa en sus palabras Victoria Sendón de León2: “El feminismo de la diferencia, en cambio, plantea la igualdad entre mujeres y hombres, pero nunca la igualdad con los hombres porque eso implicaría aceptar el modelo. No queremos ser iguales si no se cuestiona el modelo social y cultural androcéntrico, pues entonces la igualdad significaría el triunfo definitivo del paradigma masculino.» Una diferencia para mi donde los roles tradicionales asimilados culturalmente al género mujer sean puestos en valor. Porque son fundamentales para la vida. No importa quién los hace, importa hacerlos.

María Tesías Herrera
Socióloga Sanitaria
26 de marzo de 2021

1. https://www.newtral.es/wp-content/uploads/2021/02/2021-02-02_Borrador-Ley-Trans.pdf?x42453
2. http://www.mujeresenred.net/spip.php?article1985#:~:text=Cuando%20se%20plantea%20la%20igualdad,eso%20implicar%C3%ADa%20aceptar%20el%20modelo

 

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