domingo, noviembre 16, 2025
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(Vídeo) El ‘Padre Ángel’ un gran «vespero»

Acepta el nombramiento de Socio de Honor del Vespa Club Lucena

Como Socio de Honor de 2019 del Vespa Club Lucena (Córdoba) ha sido designado, el Padre Ángel, que es sumamente conocido por su labor humanitaria al frente de la Asociación Mensajeros de la Paz, y además ha sido siempre «un entusiasta motero y especialmente vespero», y que ha aceptado de buen gusto esta distición.

La entrega se llevará a cabo del próximo 5 de octubre, en la ‘9ª Ruta Subbética’ (4 y 5 octurbre), que organiza el Vespa Club Lucena.

Datos biográficos
Nacido en Mieres, Asturias (España) el 11 de marzo de 1937. Sacerdote diocesano. Fundador de la Asociación Cruz de los Ángeles y Fundador de la Fundación Mensajeros de la Paz y Presidente Fundador de la Asociación Edad Dorada.

Preocupación por la infancia
Uno de los primeros destinos del Padre Ángel, recién ordenado sacerdote fue ocuparse de la capellanía del antiguo orfanato de Oviedo. Desde entonces, empezó a trabajar para proporcionar a los niños allí internos un medio lo más parecido a un hogar normal, y lograr en ellos un desarrollo personal y psicosocial completo a través del crecimiento en un entorno familiar, afectivo y estimulante.

Así nacieron los primeros hogares de Mensajeros de la Paz, donde los hermanos podían seguir permaneciendo juntos, aunque fueran de distinto sexo, algo totalmente revolucionario en la España de entonces. Muy pronto estos hogares se fueron extendiendo por toda España y después se empezaron a abrir en otros muchos países, principalmente en América Latina.

Una labor multifacética
Tras haber fundado una ONG laica, pese a ser sacerdote, con el objetivo de “llegar a más personas, da igual su condición”, el padre Ángel no redujo su trabajo a la protección de la infancia, sino que empezó a diversificar el campo de acción de su organización. Por ende, con el tiempo Mensajeros desarrolló proyectos de atención a muy distintos sectores vulnerables de la sociedad: diversidad funcional, mujeres víctimas de la violencia machista, población inmigrante, etc.

A partir de los años 90, y especialmente en países occidentales, una de las preocupaciones principales del padre Ángel fueron las personas mayores. Para ellas creó residencias de ancianos, centros de día y otros proyectos destinados a favorecer sus condiciones de vida y su integración social, luchando especialmente por aliviar la soledad que afecta a los ancianos en el mundo desarrollado y al olvido social e institucional del que muchas veces son objeto.

Hace más de dos décadas que su actividad ha traspasado las fronteras españolas para favorecer el nivel de vida de comunidades y mejorar los aspectos asistenciales de la población más desfavorecida en países en desarrollo. También el Padre Ángel ha escuchado las demandadas de ayuda humanitaria urgente realizadas por países que han sufrido desastres naturales, crisis humanas, o que atraviesan momentos de dificultad especial: huracán Mitch, terremotos en El Salvador, crisis Argentina, Guerra de Irak, Líbano, Guerra de Siria, el tsunami en el Sudeste asiático, los terremotos en Haití, Nepal y Ecuador o el desastre de Filipinas; el conflicto en la franja de Gaza y, por último, el terrible éxodo de refugiados de Oriente Medio a las fronteras de una Europa egoísta, reticente a brindar una acogida digna.

Un refugio con sonrisa
No solo en los campos de refugiados de Serbia o Grecia el padre Ángel ha organizado un refugio de emergencia. En 2015, se le cede una iglesia en el centro de Madrid, y la transforma en un espacio de encuentro y acogida a esas personas que, en medio de la gran ciudad, no tienen recursos y malviven durmiendo en la calle.

Este particular refugio, gestionado por Mensajeros de la Paz y abierto las 24 horas por elección del padre Ángel, ofrece gratuitamente variados servicios: aseos, wifi y enchufes, café u otras bebidas, desayunos y meriendas para más de 200 personas sin hogar al día… El templo ofrece, además, orientación sanitaria (equipo médico voluntario), consulta con abogados y otras actividades que impulsan la reinserción social de las personas excluidas, como actividades de ocio y cultura.

Sin duda, el templo (situado en el barrio madrileño de Chueca) es un reflejo de la espiritualidad atrevida del padre Ángel, “a veces hay que decir que dejen de vestir al Cristo de tal sitio y vistan más a ese hombre que duerme en la calle y que ha cogido una pulmonía por eso”, y de su forma –cercana y conciliadora- de hacer caridad dando de comer y, además, acompañando, escuchando y sonriendo. En San Antón se ofrece todo lo que necesitan a las personas que lo necesitan todo.

Vocación de denuncia
A esta acción social con carácter horizontal, afectivo, el padre Ángel suma una brillante faceta reivindicativa, conjugando la asistencia (los hechos) con la labor de denuncia (las palabras). Por eso es conferenciante, y también colaborador en diversos medios escritos y digitales, entre ellos ABC, La Razón, El Comercio, La Nueva España, Oviedo Diario, Religión Digital, etc.

“Mensajero de la paz” sin descanso, es consciente de haber sido criticado, en ocasiones, por su explícita labor de denuncia, pero eso le hace apostar más por la libertad de expresión y el entendimiento: “Somos humanos y a unos les gusta oír lo que oyen y a otros no. Podrán decir que están o no de acuerdo, pero nadie podrá decir que yo he hecho daño o he intentado ofender a nadie. No voy a pedir perdón por decir que hay que amar a los pobres. He recibido más cariño que baculazos”.

Otros galardones
La labor del Padre Ángel ha sido galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia (1994). También en 2017 ha sido propuesto como candidato al Premio Nobel de la Paz.

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