Málaga no se rinde al otoño. Mientras en gran parte del país las temperaturas bajan y los armarios se llenan de chaquetas, en la Costa del Sol el sol sigue brillando como si fuera agosto. El llamado veroño —esa mezcla entre verano y otoño— se ha instalado con fuerza, regalando días cálidos, terrazas llenas y playas que todavía huelen a vacaciones.
Este fenómeno, cada vez más habitual en el sur, ha convertido octubre en uno de los meses más agradables para disfrutar de la ciudad sin las aglomeraciones del verano, pero con el mismo ambiente vibrante que caracteriza a Málaga.
Basta con darse una vuelta por La Malagueta, Pedregalejo o El Palo para comprobarlo: sombrillas, baños en el mar y chiringuitos llenos. Las temperaturas, que rondan los 28 grados en las horas centrales del día, mantienen viva la estampa veraniega que tanto atrae a locales y visitantes.
Los comerciantes y hosteleros celebran esta prolongación del buen tiempo, ya que el flujo de turistas apenas ha bajado. Muchos hoteles de la capital y la provincia siguen con altas tasas de ocupación, gracias a un turismo nacional e internacional que busca precisamente este clima templado fuera de temporada alta.
Según datos del sector, el mes de octubre se está consolidando como uno de los más potentes del año. Las llegadas de cruceros, los vuelos al aeropuerto y la ocupación de apartamentos turísticos mantienen cifras que antes solo se alcanzaban en verano.
En el Centro Histórico, las calles siguen llenas de visitantes que pasean entre museos, terrazas y tiendas. “Parece julio, pero con menos calor y más calma”, comenta entre risas un camarero de calle Larios.
El veroño malagueño también está beneficiando a la restauración y al comercio local, que ven cómo el consumo se mantiene en niveles altos pese al cambio de estación.
Aunque los expertos recuerdan que este fenómeno está ligado al cambio climático, muchos malagueños no pueden evitar disfrutar de esta “segunda vuelta” del verano. Los atardeceres dorados, las temperaturas suaves y el ambiente animado hacen que Málaga viva un otoño distinto, más luminoso y mediterráneo que nunca.
Y mientras el resto de España saca los abrigos, en la Costa del Sol el veroño sigue marcando el ritmo: terrazas abiertas, helados en la mano y una ciudad que parece decidida a no despedirse del verano todavía. ☀️🌴
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