Leticia Dolera, Javier Rey y Amaia Salamanca encabezan el reparto de la ópera prima de Inés de León
La ópera prima de Inés de León es una reformulación en clave pop y millennial de la screwball comedy tradicional, que aborda la guerra de sexos a través de no uno, sino dos personajes femeninos poderosos y con la misma rapidez gestual y verbal características de este subgénero. Farsa, situaciones locas, ambiente pijo-moderniqui, música indie, personajes esperpénticos (un coronel de la armada pusilánime, un chamán sacado del Amazonas que se convierte en consejero espiritual) y un guion con constantes guiños metacinematográficos que nos llevan desde ‘Nothing Hill’ a ‘Sabrina’, ‘My Fair Lady’ o ‘Historias de Filadelfia’. Estamos ante una rom-com autoconsciente en la que los personajes son arquetipos, pero pasados por el filtro de la contemporaneidad lo que a sus responsables les permite homenajear al mismo tiempo que desmontar el género a través de pequeñas trasgresiones: hay intercambio de roles, un twist feminista, reivindicación de la sororidad y una protagonista contestataria nacida en la era del post-humor.
La directora consigue imprimir su estilo pizpireto y juguetón a través de un delicioso ritmo dinámico, los intérpretes tienen chispa y encanto natural, el estilo hípster no resulta del todo repelente y casi por arte de magia se salva de convertirse en lo que realmente parecía ser, una película esnob prefabricada y configurada alrededor de una ristra de clichés sobre la ambición, la élite social, el éxito profesional y el amor en tiempos de postureo.