Seis millones y medio de andaluces están llamados a las urnas. Sin mayorías suficientes, está en riesgo la formación de gobierno.De estas elecciones saldrá una lectura para las próximas generales.
Ya los resultados de 2015 complicaron la formación de gobierno y en este 2018 el panorama político dibuja un Parlamento aún más fragmentado.Este 2D, el grupo socialista parte como favorito, con PP-A, Adelante Andalucía y Ciudadanos compitiendo por el segundo puesto y con la posible entrada de Vox, pero sin mayorías absolutas.
De esta forma, el reto en estas elecciones en Andalucía, en las que están llamados a votar más de seis millones y medio de andaluces, comienza a partir de los resultados y consiste en lograr un acuerdo que permita constituir un gobierno con suficiente sustento parlamentario. Durante la campaña, los partidos de la oposición han preferido mantener sus posiciones de partida: todos han negado la posibilidad de contribuir a que Susana Díaz continúe en San Telmo y se han mostrado como la cara del cambio.
De hecho, PP-A y Ciudadanos han expresado claramente su voluntad de pactar si suman mayoría absoluta para arrebatar el gobierno al PSOE. Y desde Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez ha proclamado que no gobernaría con el PSOE aunque, por otro lado, también ha prometido que, ni por activa ni por pasiva, permitirían que gobierne la derecha, lo que podría indicar que contempla, siempre según el resultado de este domingo, negociar pactos puntuales.
Y en este escenario, la candidata socialista ha salido a señalar a Vox como la llave de un gobierno de derechas, retando tanto al candidato popular, Juan Manuel Moreno, como al de Ciudadanos, Juan Marín, a desvelar si se apoyarán en una fuerza de extrema derecha para desalojarla de San Telmo. PP-A y Ciudadanos ni confirman ni desmienten. Ni abren la puerta, ni la cierran.
EL GOBIERNO Y LOS LIDERAZGOS, EN JUEGO. Susana Díaz es la candidata que más se juega: mantener el poder en manos del PSOE después de 36 años en San Telmo. Todo indica que ese gobierno, de mantenerse, volvería a ser en minoría -de hecho, los socialistas podrían continuar este domingo el camino descendente que dibujan las últimas citas electorales-, después de una legislatura en la que ha ejercido gracias a un pacto de investidura con Ciudadanos, conseguido in extremis y después de 80 días de negociaciones con los grupos sin resultados. De no poder formar gobierno, habría que repetir elecciones.
Pero la candidata socialista no es la única cuyo futuro político depende del 2D. Si los datos, finalmente, dibujan ese Parlamento del que hablamos, Juan Manuel Moreno, el líder del PP, habría llevado a su partido a los resultados más exiguos de su historia, después de que Javier Arenas, en 2012, estuviera a un paso de protagonizar el cambio de signo en Andalucía. Y eso, después de haberse posicionado a favor de Soraya Sáenz de Santamaría, y en contra, por tanto, del presidente popular, Pablo Casado, en las primarias de su partido. Su liderazgo puede ser examinado.
Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo han jugado fuerte en estas elecciones con una coalición que despertó muchos recelos en el seno tanto de Izquierda Unida como de Podemos. Después de esta importante apuesta, ambos han ligado su destino al del resultado de Adelante Andalucía que tiene el desafío de superar los escaños que las formaciones tenían hasta ahora por separado: 15 escaños Podemos y 5 de IULV-CA.
En Ciudadanos hubo algún ruido por la candidatura de Juan Marín que finalmente quedó en nada. Y parece que él sería uno de los ganadores de la cita por el previsible aumento de sus apoyos, si se confirman los sondeos publicados en la campaña. Así que su liderazgo, de momento, no parece estar en cuestión.
CAMINO A LAS GENERALES. El resultado de estas autonómicas tiene una clara vertiente nacional. Es el territorio donde los partidos han empezado a movilizarse ante la perspectiva de que Pedro Sánchez tenga que adelantar elecciones -a marzo, previsiblemente- al no poder sacar adelante sus presupuestos.
La presencia de líderes nacionales ha sido especialmente llamativa en el PP y Ciudadanos. El líder popular Pablo Casado ha llegado a tener incluso su propia caravana electoral que le ha llevado, al margen de su candidato, a recorrer Andalucía durante doce de los quince días de campaña, lanzando mensajes en clave netamente nacional. Así, él mismo se ha encargado de poner el foco en esa lectura general de los resultados que, en su caso, son los primeros que «valorarán» su reciente liderazgo. Inés Arrimadas, líder de Ciudadanos en Cataluña pero jerezana de nacimiento, ha tenido también una presencia constante en Andalucía en apoyo de su candidato Juan Marín.Albert Rivera se ha sumado en varias ocasiones. También ellos, que han situado el voto en términos de política española, se miden este domingo en las urnas.
Pedro Sánchez ha estado dos veces con la socialista Susana Díaz protagonizando grandes actos. Si bien el PSOE andaluz ha querido desligar su destino del de la organización a nivel nacional, es cierto que se podrían beneficiar del empuje de los primeros meses del gobierno de Sánchez. Su llegada a la Moncloa ha servido, además, como bálsamo para las relaciones entre ambos líderes.
Pablo Iglesias, líder de Podemos, ha recalado dos veces y tres Alberto Garzón, de Izquierda Unida, en apoyo de Adelante Andalucía. De momento, y vencidos los recelos que creó la coalición, todos son parabienes y buenos deseos. Pero está por ver que la cercanía de Podemos y PSOE en Madrid tenga su reflejo en Andalucía, donde no hay química ni entre formaciones ni entre líderes.
La lectura de quién saldrá reforzado y quién no es claro y, al igual que ocurrió en 2015, donde Podemos y Ciudadanos llegaron de forma clara a las instituciones regionales, anticipando lo que ocurriría posteriormente en las generales, podrán señalar también la situación de las piezas políticas en el tablero nacional que conformen esas hipotéticas elecciones generales.